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El actual desbarajuste del mundo ha acelerado los enfrentamientos y rivalidades que se venían divisando en el horizonte geopolítico mundial. Lo que antes era un proceso a medio plazo se ha convertido en un presente alarmante en la pugna por un nuevo orden internacional. Durante un viaje a India, en enero de 2022, el jefe de la Armada alemana, vicealmirante Kay-Achim Schönbach, recogió en un discurso el gran dilema geopolítico de este siglo xxi, el triángulo China-Rusia-Occidente, y afirmó que «Rusia es un país importante, incluso nosotros India, Alemania necesitamos a Rusia, porque necesitamos a Rusia contra China». Las declaraciones no gustaron y Schönbach se vio obligado a renunciar a su cargo. De hecho, en la Europa atlantista se ha impuesto la visión de EEUU, y la OTAN ha optado por escalar el conflicto con Rusia en Ucrania. Rusia y China, hoy, son más aliados que nunca. EEUU, a su vez, está empeñado en organizar un frente en el Pacífico contra una China cada vez más fuerte. El mundo, de la mano de Washington, camina hacia una guerra global, con 2030 como fecha clave. La hipótesis planteada por