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Si en Yo, Claudio y en Claudio el dios y su esposa Mesalina (novelas ambas publicadas en esta colección) Robert Graves consigue recrear toda la grandeza y miseria de los primeros tiempos de la Roma imperial, en El conde Belisario lo hace con otra etapa de ésta -transformada ya en Bizancio y siendo su capital Constantinopla-, no menos agitada y llena de inesperados golpes de efecto y personajes memorables y funestos. Aglutinada en torno a la figura ejemplar del general Belisario, la novela se desarrolla a lo largo del turbulento reinado del emperador Justiniano, permanentemente amenazado por las invasiones bárbaras, con una población dividida que da rienda suelta a su malestar y sus frustraciones en el hipódromo a través de violentos enfrentamientos entre las facciones de los Azules y los Verdes, y una Iglesia primitiva enzarzada en interminables controversias ideológicas que sólo esconden la pugna por el poder dentro de la religión oficial del Estado.