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Tras los intentos fallidos de Juan Bautista Pastene y Francisco de Ulloa, Juan Ladrillero fue el primer ser humano, que, durante dos años, recorrió y cartografió la navegación de Poniente a Levante y regreso, del Estrecho de Magallanes y atravesó canales y masas de agua, como los senos Otway y Skyring, 300 años antes de que fueran bautizados por los británicos. Hernán Gallego, miembro de la expedición de Ulloa, cuatro años antes, tiene un diario que afirma que logró, llegar al Mar del Norte, si así fuera, no obstante, no alcanzó la trascendencia de Juan Ladrillero, quizás porque habría estado sólo quince días. Juan Ladrillero, durante dos años, exploro con meticulosidad hasta los últimos canales patagónicos, definió como era ese Estrecho, su hidrografía, fauna, flora y costumbres de los aborígenes. Su expedición califica a Juan Ladrillero como un piloto y un explorador excepcional, su hazaña no ofrece ningún género de dudas por la calidad de la narración de su diario de navegación, y más para su época, a mediados del S.XVI. Su travesía, sirvió a la monarquía para confirmar que el estrecho de Magallanes era una vía navegable, y por eso su expedición se mantuvo en el más absoluto secreto. Sus ocho tomas de posesión de distintos lugares del Estrecho, sirvieron para hacer que el derecho de propiedad de esas aguas y territorios fueran inequívocamente para España y pasados los siglos sirvió para clarificar la cuestión de los límites entre Chile y Argentina, a favor de Chile. Su vida, la fecha de nacimiento y el año de la muerte están en discusión por una triste y duradera confusión de nombres con Juan Fernández Ladrillero, también marino, aunque creemos que hemos podido clarificar de una vez por todas, que ambos son personajes distintos. Ladrillero además participó con Sebastián de Belalcazar en la fundación de la ciudad de Cali, estuvo con Pascual de Andagoya en la Gobernación del Rio San Juan, descubriendo y fundando el puerto de Buenaventura, participo en las luchas civiles de Perú, siempre de parte de su Rey, participando en la batalla de Jaquijahuana que dio fin a dichas guerras. Y después de toda una vida que hubiera dado para escribir varios libros de aventuras, y estando retirado en su encomienda de Chuquiago (La Paz), el Virrey del Perú, lo eligió para ayudar a su hijo, Gobernador de Chile, don García Hurtado de Mendoza, primero en su lucha contra los araucanos y después, para lo que habría de ser la obra de su vida, la exploración en detalle por vez primera en la historia del Estrecho de Magallanes, en un viaje de una dureza difícil de imaginar y donde la capacidad de liderazgo, el temple y valor demostrado, todavía no ha llegado el momento en que haya sido reconocido por la patria a la que le dedico su vida al efectuar una de las aventuras de la navegación más extraordinarias y desconocidas del Siglo XVI.