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Bilbao 1970. Este comic nos cuenta una maravillosa historia de amor y superación. Un tiempo irrepetible que nos explica de donde venimos y hacia dónde vamos.Nacieron en Jaén, en pequeñas aldeas gallegas o en lejanos rincones de Extremadura. Allí dieron sus primeros pasos, dijeron sus primeras palabras -con otros acentos, en otras lenguas-, dejaron familiares, se despidieron de amigos y de paisajes conocidos que tardarían mucho en volver a ver... Así arranca, muy lejos del botxo, la biografía de miles de bilbaínos que llegaron con su prole a la capital vizcaína a mediados del siglo pasado para «tener un futuro», algo que no parecía posible en sus lugares de origen y que terminaron consiguiendo con no pocos esfuerzos. El Bilbao que conocieron no fue el soñado, el de los edificios señoriales de la Gran Vía ni el de los jardines de Moyúa. Su historia arranca en las laderas de la villa, entre cuatro paredes levantadas con urgencia en medio de la noche con la ayuda de otros como ellos...A finales del siglo XIX Bilbao se había convertido en una de las ciudades más atractivas para los inmigrantes gracias a la industria, las minas, el ferrocarril y el puerto. En cien años la población se multiplicó por diez. Tras la guerra civil, la ciudad vivió tiempos muy difíciles, pero a partir de 1950 resurgió con un fuerte crecimiento industrial y demográfico. La villa creció desde los 229.334 habitantes hasta los 410.490 en 1970.Las alternativas de vivienda para esos nuevos bilbaínos eran compartir piso en realquiler o construirse su propia casa en los montes que rodean el botxo. En lo que se conocía como Cinturón de Hojalata se levantaron más de 7.000 chabolas.